• EN LA TIENDA DE UMM MA`BAD

    EN LA TIENDA DE UMM MA`BAD
    El mensajero de Dios avanzó cruzando el árido desierto hacia Medina. En el camino pasó por dos carpas de Umm Ma`bad de los Juza`a y les pidió que les regalen leche. Ella dijo: no podemos. El Profeta vio entonces una oveja triste y pidió permiso para ordeñarla. Umm Ma`bad le dijo que aún ordeñándola no sería suficiente su leche.

    El Profeta frotó la ubre de la oveja flaca y dijo: Bismil-lah (en el nombre de Dios). Entonces; se llenaron las ubres de leche y el Profeta la ordeñó para que todos beban. Los viajeros siguieron su camino y cuando Abu Ma´bad (esposo de Umm Ma´bad) volvió a su carpa por la noche, se sorprendió de encontrar leche.

    Umm Ma´bad le contó la historia y le dijo: “pasó por aquí un hombre bendito, de evidente luminosidad, buenos modales, distinguido, de cabello bien negro…Al callarse le rodeaba un aura solemne y al hablar tenía porte”… Abu Ma´bad dijo: “parece ser la persona que Quraish persigue”.

    LLEGADA DEL PROFETA A MEDINA
    Cuando se extendió la noticia de la salida del Profeta hacia Medina los musulmanes esperaban ansiosamente su llegada todos los días. Salían a los montes circundantes y volvían a la ciudad hasta que el Profeta llegó a Medina el día lunes 12 de Rabí I que corresponde al año 623 EC[4].

    El primero en verlo fue un judío que gritó con toda fuerza “¡ya llegó su compañero! ¡Aquí esta el descendiente de su abuelo (Ismael) al que esperaban!” Los ansaríes (ansar) tomaron sus armas para recibir el mensajero de Dios. Alababan a Dios y gritaban de alegría.

    La ciudad se vistió con expresiones de alegría. La calma cubría al Profeta pues Dios es su protector y Gabriel y los creyentes piadosos y los ángeles.

    Los gritos de alegría celebrando su llegada se extendieron colmando todos los extremos de la ciudad y sus barrios y colmando los corazones de los creyentes.

    La caravana en la que llegó el Profeta era mínima, dos jinetes. Un grupo muy pequeño en apariencia, pero con el más notable objetivo que cambiaría el mundo.

    Había llegado el Profeta Muhammad, líder de los musulmanes, a Medina con toda humildad y se sentó al lado de su compañero Abu Bakr.


    No lo distinguía prenda alguna ni asiento especial. Muchos saludaban primero a Abu Bakr pensando que era el Profeta hasta que Abu Bakr se puso de pie para dar sombra a Muhammad y así se dieron cuenta todos de su identidad.

    Partager via Gmail Delicious Technorati Google Bookmarks

  • Commentaires

    2
    Jeudi 17 Décembre 2015 à 22:35
    thanks :)
    • Nom / Pseudo :

      E-mail (facultatif) :

      Site Web (facultatif) :

      Commentaire :


    Suivre le flux RSS des commentaires


    Ajouter un commentaire

    Nom / Pseudo :

    E-mail (facultatif) :

    Site Web (facultatif) :

    Commentaire :